domingo, 24 de enero de 2016

Importancia de los Minerales en nuestro cuerpo


Las sustancias minerales son los fundamentos de nuestro cuerpo. Tienen que estar siempre disponibles para reconstituir y mantener nuestro organismo. Las sustancias minerales pueden actuar de electrolitos, son componentes esenciales de la alimentación y no pueden ser producidas por el cuerpo. Sus tareas principales son la regulación del agua y de las funciones renales, la conservación de la excitabilidad neuromuscular del corazón y de los músculos, el mantenimiento del equilibrio ácido-base, la activación de las enzimas y la mineralización de los huesos y de los dientes.

El organismo humano no puede producir por sí mismo ni una sola sustancia mineral. El cuerpo sólo puede absorber sustancias minerales a través de la alimentación. Una gran parte de las sustancias minerales, que se ingieren mediante los alimentos diarios, se vuelve a perder rápidamente a través de la piel (sudor), la orina y la defecación.

La cantidad de sustancias minerales que se necesitan depende del sexo, la edad, estado de salud y del tipo de actividades que se desarrollan. Los campos de cultivo lixiviados, los conservantes y los aditivos de los alimentos, la alimentación inadecuada, las pérdidas que se producen en la preparación de los alimentos, los estimulantes como la nicotina y el alcohol, el estrés y otros muchos factores negativos contribuyen actualmente a que muchas personas sufran una carencia de sustancias minerales.

El organismo humano puede tolerar durante mucho más tiempo la falta de vitaminas que la de sustancias minerales. Esta sustancia nutritiva es tan imprescindible para el cuerpo como el oxígeno. Pequeños cambios en los balances de minerales pueden provocar síntomas carenciales. Si la falta de minerales se prolonga durante algún tiempo aparecen, sin excepciones, dolencias que con frecuencia precisan un amplio tratamiento.

A edades avanzadas los tejidos sufren una carencia de sustancias minerales. Para el complemento diario de la alimentación es recomendable la ingestión preventiva de preparados de sustancias minerales. Especialmente, en casos patentes de carencia de estas sustancias, osteoporosis, perturbaciones en el desarrollo durante la fase de crecimiento de los niños, embarazos, curas de adelgazamiento y ayunos, diabetes y si se realizan actividades deportivas y trabajos que requieran grandes esfuerzos físicos. El calcio y el magnesio forman la mayor parte de las sustancias minerales del organismo humano.
Calcio

El calcio es fundamental para los huesos y los dientes, protege el sistema inmunológico, controla la excitabilidad de los nervios y músculos. Juega un papel importante en el metabolismo celular y en la coagulación de la sangre y controla la porosidad de las paredes celulares. Un cuerpo normal y sano contiene aproximadamente 1,5 – 2,5 Kg. de calcio del que el 90% se encuentra en el esqueleto óseo y en los dientes.

Las perturbaciones en el balance de calcio son con frecuencia debidas a una mala absorción en el intestino. La alimentación inadecuada juega un papel importante, pero también la edad, el sexo, las hormonas y el consumo de alcohol y tabaco.

Si el cuerpo no asimila suficiente calcio, el organismo toma automáticamente el calcio que necesita del que está depositado en los huesos. Con frecuencia el estado carencial de calcio no se aprecia durante mucho tiempo y la estructura ósea se debilita cada vez más. El cuello del fémur y la columna vertebral se han vuelto porosos y pueden fracturarse por una simple caída, golpe o presión. Estos peligros se dan especialmente en mujeres que se encuentran en la menopausia y para hombres de edad avanzada. Si se suministra calcio a tiempo se reduce el riesgo de síntomas carenciales de calcio y de osteoporosis.


Magnesio

El magnesio es una sustancia mineral de importancia vital que el organismo humano no puede producir por sí mismo. El magnesio facilita el depósito de calcio en los huesos. Participa en casi todas las funciones del metabolismo del organismo. Un cuerpo normal y sano contiene aproximadamente 25 g. de magnesio. Mientras que el calcio fortalece el esqueleto, el magnesio suministra energía a los músculos, aporta más oxígeno al cuerpo y acelera la regeneración de los huesos.

Un complemento alimenticio con calcio y magnesio es especialmente recomendable para personas de mediana edad, en casos de osteoporosis, descalcificación de los huesos en la menopausia, en embarazos y en el período de lactancia, en casos de curación tardía de los huesos en el período de crecimiento de los niños, en casos de propensión a alergias, para la estructura de los dientes y para cubrir las necesidades de calcio altas.

Los investigadores del campo de la alimentación comprobaron que el 66% de las mujeres y el 59% de los hombres de los países desarrollados no ingieren con su alimentación la cantidad diaria de magnesio necesaria que es de 300 a 350 mg.

El magnesio participa en unos 300 procesos del cuerpo, principalmente en el abastecimiento neurógeno de la musculatura y en el metabolismo de las proteínas e hidratos de carbono.

La causa principal de la falta de magnesio en el cuerpo son los campos de cultivo excesivamente abonados y lixiviados, el agua potable muy blanda, la alimentación poco variada, rica en grasas y proteínas, el consumo regular de alcohol, purgantes y también el estrés, la administración de hormonas y la diabetes.

En los casos de estados carenciales de magnesio pueden aparecer múltiples dolencias como calambres en los músculos o las pantorrillas, inquietud, temblores, mareos, confusión, taquicardia, excitabilidad aumentada de la musculatura.

El magnesio reduce y calma en casos de sobreexcitabilidad, situaciones de inquietud, calambres y perturbaciones del ritmo cardíaco. Aumenta la asimilación de oxígeno, hace que éste llegue con más facilidad al corazón y contribuye al bienestar general y a aumentar el rendimiento.


Hierro

El hierro es un componente de la sangre de vital importancia y una de las sustancias minerales más importantes.  Normalmente un cuerpo sano contiene de 2,5 a 5 gramos de hierro. Está en un 70% en la hemoglobina y en la mioglobina, el depósito de oxígeno de los músculos.

Como los glóbulos rojos tienen que renovarse constantemente, es necesario que el cuerpo disponga siempre del hierro suficiente. Normalmente el cuerpo humano contiene de 2,5 gr. a 5 gr. de hierro que se ingiere a través de los alimentos. Sin embargo, una gran parte se elimina de nuevo de formas diferentes. En algunas situaciones se necesita una cantidad más elevada de hierro:
  • durante el embarazo
  • en el período de lactancia
  • en casos de menstruaciones fuertes
  • si la alimentación es poco variada
  • si los alimentos que se ingieren son vegetarianos
  • en casos de dietas y curas de adelgazamiento
  • en personas de edad avanzada con carencia de jugos gástricos
  • también en niños en fase de crecimiento que precisan más hierro y sobre todo las niñas.

La falta de hierro es uno de los síntomas carenciales más frecuentes. La anemia producida por la falta de hierro puede conducir a una serie de dolencias. El cansancio, los dolores de cabeza, la falta de concentración, los mareos, la falta de apetito, la poca capacidad de estudio y el bajo rendimiento, así como la propensión a las infecciones son sólo algunos de los síntomas típicos.

La sangre enriquecida con el suficiente hierro puede abastecer al organismo con el oxígeno suficiente y de este modo mantener las funciones vitales.

El hierro como complemento de la alimentación sirve para prevenir y mejorar los síntomas carenciales de hierro y sus consecuencias.


Selenio

El oligoelemento selenio es un componente importante de nuestra alimentación e imprescindible para la actividad muscular y nerviosa. En la corteza terrestre lo encontramos de forma natural. En el organismo actúa, como componente de las enzimas, protegiendo las células y ligando los radicales libres. El selenio complementa los efectos de la vitamina E, actuando de forma enzimática en las partes acuosas del cuerpo, donde esta vitamina, que es sólo liposoluble, no puede actuar. Su función es eliminar con rapidez los productos originados por el metabolismo que dañan las células con lo que contribuye a su depuración. El selenio es muy importante para la protección de las células, sobre todo en casos de alta contaminación ambiental a causa del ozono, metales pesados y sustancias cancerígenas.

Muchas personas sufren carencia de selenio lo que se manifiesta por un sistema inmunológico débil y la tendencia a desarrollar enfermedades. Existen multitud de pruebas que demuestran que la falta de selenio y con ello la falta de protección de las células, acelera el proceso de envejecimiento. La carencia de selenio, tan extendida en nuestra sociedad, se debe a una alimentación inadecuada y a las condiciones geológicas actuales. En Europa, las tierras cultivadas contienen una cantidad de selenio mucho menor que, por ejemplo, en América del Norte.

Los cereales, la verdura, el pescado y el marisco contienen cantidades de selenio relativamente altas pero debido a los fertilizantes y a los métodos de conservación acaban perdiendo una gran parte de esta sustancia. La cantidad de selenio que se toma en nuestro país es sólo suficiente para evitar los síntomas carenciales pero no para fortalecer las defensas antioxidantes del organismo. Como es difícil aumentar la administración de selenio a través de los alimentos, se recomienda ingerir preparados de esta sustancia.


Zinc

El zinc es un oligoelemento esencial y tiene múltiples funciones en el organismo humano. Representa un importante elemento para el metabolismo y para el sistema inmunológico.

La falta de zinc puede manifestarse de distintas formas, por ejemplo por eczemas cutáneos, mala cicatrización de heridas, perturbaciones de la memoria, sistema inmunológico débil, caída del cabello, perturbaciones en el crecimiento de las uñas, caries, enfermedades del aparato digestivo y de los intestinos y dolencias nerviosas.

Los estudios sobre nutrición han demostrado que la falta de zinc puede observarse muy frecuentemente en las personas mayores. La ingestión diaria de zinc de este grupo de personas oscila entre los 7 y 11 mg. por lo que está claramente por debajo de la dosis diaria recomendada que es de aproximadamente 15 mg. Las causas para la muy extendida carencia de zinc pueden ser muy variadas. Entre ellas podemos citar una alimentación incorrecta, una reducida absorción del zinc o una pérdida excesiva de este elemento por enfermedades que se dan con frecuencia en personas de edad avanzada.

Por todo ello es muy recomendable que las personas mayores añadan zinc a su alimentación.

Osteoporosis

Se entiende como osteoporosis una lenta y progresiva atrofia de los huesos y una ampliación de la cavidad de la médula ósea. Esta enfermedad afecta a una de cada tres mujeres después de la menopausia. El esqueleto óseo se vuelve poroso y frágil y las vértebras y huesos son más propensos a romperse (sobre todo el fémur) por pequeñas heridas o incluso al realizar actividades cotidianas.

Los huesos no son una materia muerta. La transformación de los huesos, es decir, la descomposición y la regeneración, es un proceso continuo y natural. En el momento en que se desequilibra la balanza y la descomposición de la masa ósea es mayor que la regeneración, los huesos empiezan a volverse porosos.

De los  1,5 a 2 kilogramos de calcio que contiene el cuerpo humano, un 98% se encuentra en los huesos, el 2% restante está en la sangre y en el tejido conjuntivo. Las hormonas y la vitamina D controla este equilibrio. Si se da un exceso de calcio en la sangre éste se deposita en los huesos o el propio metabolismo lo expulsa.  Por ello, si hay un déficit de calcio en la sangre, para compensarlo, el calcio de los huesos pasa a la circulación sanguínea. El cambio que sufren las hormonas de la mujer después de la menopausia puede ocasionar perturbaciones en este mecanismo de compensación y provocar que los huesos pierdan demasiado calcio. Esta es la causa más frecuente de la osteoporosis, pero también puede estar provocada por la hiperactividad de la glándula tiroides o de las cápsulas suprarrenales, por la falta de estrógeno, por haber permanecido demasiado tiempo en cama o por carencia de calcio.

Lo importante es compensar a tiempo la pérdida de masa ósea, antes de que se alcancen valores críticos. Para ello es importante una alimentación adecuada, realizar el ejercicio físico necesario e ingerir más cantidad calcio y manganeso a través de complementos alimenticios.


Dos alternativas naturales: Sal cristalina del Himalaya y la Sal marina.

La sal cristalina natural procede de un yacimiento de una energía  única en el Karakorum, macizo montañoso del Himalaya. Su formación empezó hace 250 millones de año por la desecación de los mares. La sal cristalina, de una pureza natural, del Himalaya ha estado sometida durante millones de años a una presión enorme. Las condiciones de presión fueron decisivas para que se formara la sal cristalina. Cuanto más alta es la compresión más alta es la estructura cristalina con su estado de formación. Esto significa que la sal cristalina cristalizaba en las zonas donde mediante la correspondiente presión se podían formar estructuras cristalinas. En la sal cristalina los elementos se presentan en unas partículas de tamaño tan pequeño que pueden ser asimiladas por las células humanas. La sal cristalina en su forma más perfecta se denomina en geología también halit.

Nuestra sal común consta de sodio y cloruro, además está enriquecida con aditivos que mejoran sus características de dispersión y de deslizamiento. La sal cristalina en cambio consta no sólo de dos sino de 84 elementos naturales. Son exactamente aquellos elementos de los que consta nuestro cuerpo y de los que un día se originó nuestra vida de los mares prehistóricos.

La sal cristalina natural pertenece, desde el punto de vista terapéutico, a una de las formas más valiosas de la sal natural. La mayoría de minerales y elementos traza ligados en la sal cristalina lo están en forma disponible para las células (coloidal-ionizada). Esto hace posible que el cuerpo asimile los antagonistas naturales (contrincantes naturales), como potasio, magnesio y calcio, así como garantizar todos los elementos traza implicados. Necesitamos la sal en su totalidad, con todos sus elementos naturales para que nuestro organismo pueda funcionar perfectamente. La sal cristalina en combinación con el agua disuelve productos de deshecho sobrantes o tóxicos que hay en el cuerpo y favorece la depuración.

La obtención de la sal cristalina del Himalaya es muy costosa, ya que la sal cristalina natural sólo aparece esporádicamente en vetas. Por eso no se puede extraer y tratar con máquinas. Parcialmente debe extraerse una cantidad cien veces mayor para obtener la valiosa sal cristalina. La sal cristalina natural del Himalaya no se somete a ningún tipo de tratamiento industrial.

Para tomarla como sal de cocina, use la sal cristalina del Himalaya como si fuera sal común, moliéndola antes con un molinillo de sal.

Para tomarla como agua salina bebida, eche las piedras salinas del Himalaya en un recipiente que pueda cerrarse y vierta agua de manantial o agua potable buena. Después de aproximadamente  una hora se obtiene una disolución de agua salina saturada de un 26% y está lista para tomar. La concentración de un 26% permanece estable ya que el agua ya no puede asimilar más sal. Se puede ir rellenando el recipiente con agua hasta que la sal cristalina del Himalaya se haya disuelto del todo. El agua salina puede llevarse también de viaje y se conserva durante varias semanas. Es preferente tomarla antes del desayuno, disolviendo una cucharadita de agua salina en un cuarto de litro de agua, mezclándolo bien antes de beberla. También puede usarse el agua salina de forma pura para limpiarse los dientes, lo que favorece el fortalecimiento de las encías.

Para el baño: coloque 1 kg de sal cristalina  en la bañera con un poco de agua dejando que se disuelva durante aproximadamente una hora. A continuación llenar la bañera con agua caliente. Con 100 litros de agua se forma una disolución salina de un 1%. El baño de agua salina tiene efectos depurativos y favorece la desintoxicación del cuerpo. Después de un baño de aproximadamente 15 minutos es preferible no secarse con una toalla sino que dejar que la piel se seque al aire.
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